Ser feliz... es un anhelo profundo del alma y no solo conformidad de los sentimientos.
La felicidad, como factor integrador de las emociones armoniza la vida cuando esta presente; siendo su ausencia provocadora de desequilibrio.
La felicidad afirmada en los sentimientos es también muy frágil; cuando parece que la atrapamos, se escapa irremediablemente dejando frustración.
Entonces... ¿Cuál será la clave para ser feliz?
Yo lo veo así... Decidirse a ser feliz de todos modos.
La auténtica felicidad, no se logra obteniendo cosas y personas, sino a través de una elección "Yo elijo ser feliz en la vida".
Pero... ¿Cómo ser felices de todos modos y cómo elegir la felicidad?
En primer lugar, hay que terminar con las relaciones enfermizas; son justamente estos vínculos tóxicos con las personas y las cosas los causantes de nuestra infelicidad.
¿A qué llamamos relaciones enfermizas con las personas y las cosas?
A la postura en la vida que se resume en esta frase "Si no tengo todo lo que deseo, no puedo ser feliz"; vale decir "si no tengo esa casa, esas vacaciones, esa plata, ese auto, ese cuerpo, esa persona, no puedo ser feliz".
¿No es absurdo pensar que la propia felicidad dependa de cosas y de otros?
Veamos... los objetos y las personas ocupan un lugar importante en la vida, pero no son absolutos; nadie es absoluto para nadie, porque la misma realidad es inconsistente, todo es pasajero, ya que no tenemos garantías de que lo que poseemos hoy, lo seguiremos teniendo mañana.
¿O quién puede agregarse años a sí mismo o a sus seres queridos?
Es obvio que la felicidad no puede depender de lo transitivo, tiene que estar arraigada en algo más firme y duradero.
¿Cuá será ese argumento firme y duradero?
Entablar relaciones afines que tengan que ver con el alma y no exclusivamente con ciertas personas o cosas.
¿Qué pretendo decir con esto?
Esta bien que lo material nos ocupe, pero está mal que nos preocupe en extremo; esta muy bien que nos apasionemos con nuestros afectos y que los disfrutemos al máximo, pero está mal que nos apropiemos de ellos como si fueran de nuestra propiedad.
La única propiedad que tenemos es la capacidad de elegir la vida que queremos vivir.
Hay millones de pobres materiales inmensamente ricos en felicidad, y, ricos materialmente inmensamente pobres de felicidad.
¿Por qué será?
En la actitud de vida que han elegido una y otra persona está la diferencia.
Unos piensan que la felicidad consiste en poseer cosas y personas, y los otros que la felicidad está en el ser; vale decir, no importa lo que tenemos sino lo que somos.
No seremos recordados por la casa donde vivimos ni por el auto que manejamos ni por el cuerpo que tuvimos, sino por la felicidad que irradiamos y que dimos a los demás.
Liberados de lo material y de la pretensión de control de las personas, entramos en la esfera de la compasión, de la generosidad y comenzamos a disfrutar de la vida, y de las cosas sin reclamos.
Elegimos ser felices cuando en primer lugar decidimos amar y no poseer.
Amar siempre más allá de los que nos viene de vuelta.
Si alguien nos daño emocionalmente, lo que se nos presenta como malo en la vida, puede resultar algo bueno para nosotros, porque exige liberarnos netamente de la necesidad de necesitar a las personas para el cumplimiento de nuestros proyectos.
Ese ser que nos acarreo tanto sufrimiento pasó a cumplir la función de educarnos para liberarnos de toda atadura y complejo, y nos está diciendo que a través de él o ella, nosotros tenemos el poder de elegir ser felices de todos modos.
La actitud de ira o rencor contra ese ser se transformará entonces en gratitud, porque la vida lo usó como instrumento para hacernos subir el peldaño de la liberación interior y del amor, ese lugar donde dificilmente puede existir algo o alguien que pueda dañarnos.
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